Las obras de Dongwook Lee están bañadas de tristeza y de una especie de horror lírico. Sus figuras humanas diminutas condensan el hiper-realismo y la ilusión surrealista , creando unas extrañas pero bellas cacofonías. Sus formas humanas se escrutinan y diseccionan bajo una fría mirada científica.
En Extinction, una mítica, transgénica sirena flota en el trivial escenario de una pecera domestica. El pathos de esta pieza es indicativo de la tensión emocional presente en mucha de la obra de Lee. Hay una oposición siempre presente entre lo mundano y lo grotesco, corrompiendo y cambiando la realidad por una ilusión fantástica.
El joven artista surcoreano convierte en obsesión la remodelación del cuerpo, en darle vida a una nueva especie de seres humanos, una armada de figuras caracterizadas por dos motivos: los hombres siempre están desnudos y en miniatura.
A menudo los encontramos desprovistos de identidad sexual e incluso genéticamente modificados, sin un dialogo entre ellas. Los personajes suelen estar encerrados en espacios pequeños y herméticos dónde manifiestan una profunda sensación de dolor e impotencia por ser catalogados según clase, género, gustos y costumbres para ser comercializados y consumidos. El cuerpo se trata como una metáfora de la deshumanización provocada por la actual sociedad.
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